martes, 26 de enero de 2016

Carta de Kahlil Gibrán a Mary Haskell


10 de Septiembre de 1920

Para vivir es necesario coraje. Tanto la semilla intacta como la que rompe su cáscara tienen las mismas propiedades. Sin embargo, sólo la que rompe su cáscara es capaz de lanzarse a la aventura de la vida. Esta aventura requiere una única osadía: descubrir que no se puede vivir a través de la experiencia de los otros, y estar dispuesto a entregarse. No se puede tener los ojos de uno, los oídos de otro, para saber de antemano lo que va a ocurrir; cada existencia es diferente de la otra. No importa lo que me espera, yo deseo estar con el corazón abierto para recibir. Que yo no tenga miedo de poner mi brazo en el hombro de alguien, hasta que me lo corten. Que yo no tema hacer algo que nadie hizo antes. Déjenme ser tonto hoy, porque la tontería es todo lo que tengo para dar esta mañana; me pueden reprender por eso, pero no tiene importancia. Mañana, quién sabe, yo seré menos tonto. Cuando dos personas se encuentran, deben ser como dos lirios acuáticos que se abren de lado a lado, cada una mostrando su corazón dorado, y reflejando el lago, las nubes y los cielos. No logro entender porqué un encuentro genera siempre lo contrario de esto: Corazones cerrados y temor a los sufrimientos. Cada vez que estamos juntos, conversamos durante cuatro, seis horas seguidas. Si pretendemos pasar juntos todo este tiempo, es importante no tratar de esconder nada, y mantener los pétalos bien abiertos. 

Kahlil Gibrán

lunes, 25 de enero de 2016

Oda al presente - Pablo Neruda



ESTE
presente
liso como una tabla,
fresco,
esta hora,
este día
limpio
como una copa nueva
—del pasadono hay unatelaraña—,
tocamos
con los dedos
el presente,
cortamossu medida,
dirigimos su brote,
está viviente,
vivo,
nada tiene de ayer irremediable,
de pasado perdido,
es nuestra criatura,
está creciendo en este momento,
está llevando arena,
está comiendo en nuestras manos,
cógelo,que no resbale,
que no se pierda en sueños ni palabras,
agárralo,sujétaloy ordénalo
hasta que te obedezca,
hazlo camino,
campana,
máquina,
beso,
libro,
caricia,
corta su deliciosa fragancia de madera y de el
hazte una silla,
trenza su respaldo,
pruébala,o bien escalera!

Si,
escalera,
sube en el presente,
peldaño tras peldaño,
firmes los pies en la madera el presente,
hacia arriba,
hacia arriba,
no muy alto,
tan sólo hasta que puedas
repararlas goteras del techo,
no muy alto,
no te vayas al cielo,
alcanza las manzanas,
no las nubes,
ésas déjalas ir por el cielo,
irse hacia el pasado.
Tú eres tu presente,
tu manzana:tómala de tu árbol, levántala
en tu mano,
brilla como una estrella,
tócala,
híncale el diente y
ánda
te está silbando en el camino.

La decadencia de la amistad - Alejandro Dolina (de Crónicas del Angel Gris)

Muchos pensadores han creído notar que, en estos tiempos, la amistad es más un
tema de conversación que una actividad concreta.
Por cierto, es relativamente fácil encontrar personas dispuestas a componer
canciones sobre los amigos. En cambio es bastante difícil conseguir que esas
mismas personas le presten a uno dinero.
Según parece, el sentimiento amistoso se halla en decadencia. Todos los días
uno tropieza con canallas que lejos de preocuparse por la escasez de amigos, se
jactan de ella.
-Yo, amigos, lo que se dice amigos, tengo muy pocos, o ninguno- nos gritan en
la cara . Y uno advierte que el sujeto esta esperando que lo feliciten por
semejante hazaña.
En los años dorados de Flores, cuando alcanzaban su apogeo la comprensión,
la poesía y el juego del codillo, tambien existían enemigos de la amistad que
preocupaban a los Hombres Sensibles.
Manuel Mandeb, el metafísico de la calle Artigas, coleccionó algunas de sus
obtusas opiniones en un opúsculo titulado maliciosamente Los amigos. Como ya
es costumbre, transcribimos algunos párrafos.
"... La amistad debe nacer en la juventud o en la infancia. Nuestros amigos
son aquellos que aprenden junto a nosotros o, mejor todavía, los que viven
aventuras a nuestro lado. Y por lo general, la gente aprende y vive aventuras
en la juventud. Después casi todo el mundo consigue algún empleo en casas de
comercio y ya resulta imposible adquirir conocimientos nuevos o pelearse con
una patota.

"...A los once o doce años, uno empieza a hartarse de la familia y encuentra
que los muchachos de la esquina son mucho más divertidos que el tío Jorge. Du-
rante más o menos una década nadie estará mas cerca de nuestro corazón que
esos muchachos. Y si uno quiere aprovisionarse de amigos, debe hacerlo en ese
período. Después será demasiado tarde..."
Según se aprecia, el criterio de Manuel Mandeb es interesante y tal vez
verdadero. Sucede que en cierto momento de la vida uno descubre que esta
rodeado de extraños: compañeros de trabajo, clientes, acreedores, vecinos y
cuñados. Los amigos de verdad están lejos, probablemente encerrados en
círculos parecidos.
Algunos empecinados insisten en cultivar amistades nuevas.

Los matrimonios
maduros se visitan mutuamente y desarrollan pálidas parodias de la amistad
verdadera: se cuentan una y otra vez episodios antiguos, vividos con los
amigos viejos, que ya no están. Cuando uno es joven no cuenta historias a sus
amigos:las vive con ellos. A pesar de estas sabias reflexiones de Mandeb,
existió en Flores una agencia destinada a ofrecer amistad a los solitarios.
Fue la célebre Proveeduría de Amigos de Ocasión. Sus fines de lucro eran
innegables. Todavía hoy se recuerda su 'slogan' publicitario: "Tenga un amigo
desinteresado. Páguelo en cuotas".
Con sólo acercarse al mostrador, el cliente ya notaba un clima amistoso y am-
plio. Los empleados sabían como atacar.
-Buenas tardes. No sabes lo que me hizo esta mañana la bruja de mi mujer.
Y a los treinta segundos uno se sentia entre amigos. Despues, entre palmadas,
guiños, pellizcones y confidencias, los comerciantes iban mostrando el amplio
catálogo de la proveeduría.
Tenían amigos silenciosos, dispuestos a escuchar cincuenta veces la historia
de una operación. Amigos complacientes, siempre amables y elogiosos. Amigos
efusivos que saludaban con abrazos y se despedían a los gritos. Amigos
divertidos, ruditos en cuentos picantes y expertos en bromas pesadas.
También se prestaba un servicio un tanto oneroso, especialmente para personas
encumbradas. Consistía en el alquiler de una cohorte de adulones que acompaña-
ban al cliente a todas partes, se reían de sus chistes, aplaudian sus ocurren-
cias y suscribían con entusiasmo cualquiera de sus pensamientos. Precediendo a
esta comparsa, solia marchar un corneta, que abria la puerta de los bares y
asomando la cabeza gritaba:
-Ahi viene el doctor Del Prete...!
El trabajo se hacia tan bien, que muchos de los contratantes ya no podian
prescindir de el nunca mas. Muchos profesionales del barrio extinguieron su
fortuna pagando este servicio de la agencia.
Un asunto que molestaba a los clientes era el rigor de los Amigos de Ocasión
en sus horarios. Cuando vencía el plazo estipulado, se termianba la amistad.
Sin saludar, los contratadso daban media vuelta y se iban, muchas veces
interrumpiendo una carcajada o librandose bruscamente de un abrazo fraternal.
Sin embargo, hay que admitir que algunos aspectos del funcionamiento de la
prooveduria eran bastante nobles.
Por ejemplo, la Sección Niños permitía que los padres eligieran a los amigos
de sus hijos, sin correr riesgo alguno.
Para ello se contaba con un numeroso plantel de chicos e incluso enanos,
adiestrados en diferentes actitudes.
Según el gusto paterno, podían encontrarse pibes atorrantes para avivar a los
pequeños pelandrunes, niños estudiosos para estimular a los adoquines, y
criaturas educadas y juiciosas para serenar a los mas piratas.
Desde luego, no pudo evitarse que muchos chicos se resistieran a la decision
de los padres. Asi se oían con toda frecuencia en Flores frases como ésta:
- Camine a jugar con los amiguitos que le alquilo su padre, caramba...!
Asimismo existia un departamento para Damas, con un amplio surtido de
chimentos. Algunos malintencionados decian que las mujeres no contrataban
amigas, sino enemigas, pero ese es otro asunto.
El fracaso más estruendoso fue el de la sección Amistades Mixtas. Nada cuesta
razonar que los caballeros que solicitaban amigas escondian casi siempre otras
intenciones. No se espante el lector pensando que nos internaremos en un tema
tan manoseado como el de la amistad entre la mujer y el hombre. Vale la pena -
eso si- recordar lo que dijo Manuel Mandeb a una amiga suya, tal vez alquilada
en la proveeduria.
-Vea. Yo puedo ser su amigo si usted quiere. No tratare de seducirla ni me
pondre romantico ni le hare propuestas indecorosas. Pero sepa que yo necesito
que exista un amor potencial. Me resulta indispensable que exista una posibili-
dad en un millon de que algo surja entre nosotros. Le aclaro que es probable
que si se da esa circunstancia yo salga corriendo. Pero es unicamente en vir-
tud de esa remotisima chance que yo estoy aqui oyendo su conversacion como un
imbecil.
Los Hombres Sensibles nunca fueron buenos clientes de la agencia Amigos de
Ocasion. Quizá porque sus presupuestos eran muy humildes. O a lo mejor porque
les gustaba que los quisieran gratis. En cualquier caso, los muchachos del
Angel Gris tenian un criollo pudor en estas cuestiones. Para ellos andar
declarando publicamente el grado de amistad que sentian por alguien era cosa
de afeminados. Manuel Mandeb pasaba largas horas en la esquina de Artigas y
Moron fumando con Jorge Allen, el poeta. Muchas veces ni se hablaban. Se
contentaban con saber que el otro estaba alli.
Ya en su ultima etapa, la preveeduria empezo a ofrecer viejos amigos.
En un principio la idea consistia en rastrear -a pedido del cliente- el para-
dero de personas ausentes y lejanas. Pero como advirtieron que la tarea era de-
masiado complicada, resolvieron que era mas facil inventar antiguas amistades
que rescatarlas del pasado.
Se preparo entonces un magnifico grupo de viejos mentirosos que ante la
entrada de algun candidato de cierta edad, fingian reconocerlo y le soltaban
cuatro o cinco recuerdos para ir tomando confianza.
Esta sección trabajaba mucho en las cenas anuales que suelen realizar los ex-
alumnos de los colegios. Su misión consistia en ir reemplazando a los
fallecidos y mantener siempre firme la concurrencia.
Asi, en cierta reunion de egresados del Colegio Nacional Nicolas Avellaneda,
promocion 1921, se dio el curioso caso de que ninguno de los asistentes habia
pisado jamas ese establecimiento, lo que no les impidio evocar a profesores,
reirse de pasadas travesuras y brindar por encuentros futuros.
Con el tiempo, la actividad de la agencia fue amenguando. Contribuyo a este
hecho cierta mala prensa que siempre tiene la amistad entre los espiritus
escepticos. En Flores, y en todos los barrios, se contaban leyendas sobre las
traiciones de los amigos y sobre las ventajas de la soledad. Todavia en
nuestro tiempo hay personas que se complacen en declarar que los perros son
mas leales y sinceros que los humanos. Cabe sobre esto una pequeña reflexion.
Tal vez sea cierto que los perros no traicionan. Pero esto no es en realidad
una virtud del animal. Ocurre simplemente, que la modica organizacion mental
del perro le impide realizar procesos tan complicados como una estafa. Es
decir: los perros no pueden traicionarnos, por la misma razon que no se les
permite es cribir novelas.
Hoy cuando ya no existe la Agencia Amigos de Ocasion, vale la pena preguntar-
se si no sera necesario inventar algo para reemplazarla.
Sera dificil, desde luego. Nadie podra rescatar a los amigos perdidos. Poco
podra hacerse para librarnos de los desconocidos que llenan nuestro tiempo.
En todo caso, cada uno de nosotros deberá cuidar lo poco que tenga. Sin com-
poner canciones ni escribir poemas. Se trata unicamente de sentarse un rato en
la vereda o de matear en silencio con los que estan mas cerca de nuestro espi-
ritu.
Si uno no tiene ya a los de antes, cabe decir que tal vez existen en el mundo
amigos viejos a los que todavía no conocemos.
Yo mismo, las otras noches resolví salir de mi encierro y lleno de ilusiones
me encamine a cierta esquina que conozco. Tenia ganas de fumar en silencio jun-
to a tres o cuatro sujetos que se estacionan en ese lugar.
Pensaba ademas cosechar algún guiño amistoso después de estos años en que
estuve tan ocupado.
Pero algo raro debe haber sucedido, porque no había nadie.


sábado, 23 de enero de 2016

La sensibilidad en su forma más elevada, es inteligencia.

 
La sensibilidad en su forma más elevada, es inteligencia. Si no somos sensibles, a nuestro sufrimiento, al sufrimiento de un grupo de personas, de una raza, a todo sufrimiento, mientras no tengamos una alta sensibilidad, no podremos resolver ningún problema. Y tenemos muchos problemas, no solo físicos, económicos, sociales, sino también en lo más profundo de nuestro propio ser, problemas que aparentemente, no somos capaces de resolver. No estoy hablando de problemas matemáticos, o mecánicos, sino de los problemas humanos: de nuestras penas, nuestra desdicha, de la superficialidad de nuestra mente, de nuestro pensar, de la constante repetición de hábitos, el cotidiano aburrimiento en nuestra vida, la rutina de ir a la oficina cada día durante cuarenta o cuarenta y treinta años. Todos nuestros problemas, tanto los conscientes como los inconscientes, embotan la mente, y así, perdemos toda esa extraordinaria sensibilidad. Cuando perdemos sensibilidad, perdemos inteligencia.

Krishnamurti Jiddu, Obras Completas, Tomo XV

Prestar atención, aunque duela mucho ...



Sanar no siempre implica sentirse bien.
A veces sentimos que el dolor aumenta, se intensifica.
Ese dolor, esas molestias que de inmediato juzgamos como malas o inadecuadas, pueden ser realmente un indicio de nuestra sanación. Nada está saliendo mal, hay una enorme inmensa inteligencia que se hace cargo de todo, que es todo.
Confiemos en nosotros mismos. Confiemos en las formas que adopta el momento, incluso si esas formas no son como esperamos.
Y en especial, confiemos en que a veces olvidamos cómo confiar.
Sentirse mal no siempre implica estar empeorando.
Prestemos atención a este momento, aunque duela mucho.

¿Cómo es un día normal en tu vida? - Eckhart Tolle

E. Tolle: -Muy simple. Yo pienso relativamente poco. En la vida diaria, si estoy con una persona, la escucho hasta que las palabras surjan, o si estoy en la calle comprando también tengo pocos pensamientos y reacciones. Las situaciones son como son. La vida es muy simple. Muy pocas veces pienso en el pasado y la atención está en la simplicidad. El momento presente siempre es bastante simple porque es solamente eso. La consciencia está en la simplicidad del momento presente. Hay paz incluso si algo no va bien. No llevo encima una identidad. Por ejemplo, en la enseñanza espiritual, la gente me llama maestro espiritual y ellos piensan que es mi identidad pero yo lo veo simplemente como una función. Cuando estoy con un grupo de personas y estoy hablando, entonces soy el maestro espiritual, pero en el momento en que salgo de la sala dejo de ser el maestro espiritual inmediatamente y solamente hay una consciencia abierta que no lleva una imagen de quien soy. Porque cada imagen que llevas te va a conducir al sufrimiento. Voy por la calle sin ser nadie en particular, simplemente un espacio consciente. Das un paseo no como una persona sino como un espacio consciente, o estás tomando un café no como una persona, pensando en tu historia personal, simplemente como un espacio consciente, sin llevar las constantes definiciones de quien soy o hablándome de mi vida con esa voz interior que me cuenta cosas de mi vida: “no estoy contento con mi vida” o cosas así que son cuentos, pensamientos. Estas complicaciones, afortunadamente, no las tengo.
Extraído de la entrevista de Alberto D. Fraile Oliver a Eckhart Tolle